Los tradicionales artistas que realizan cuadros con pintura en aerosol siguen diciendo presente en las calles más caminadas de las ciudades turísticas de nuestro país, pero el consumo de otros años hoy brilla por su ausencia. Aún así, los creadores encontraron una forma original de vender cuadros sin sacrificar precio.
Lejos de abatatarse, ahora la moda es aprovechar la presencia de curiosos que rodean al artista mientras realiza su obra y rifar el cuadro entre los interesados. Lo viví en persona y quedé sorprendido por la velocidad y el espíritu vendedor de aquel hombre con las manos multicolores que se detuvo un instante en su devenir artístico y alzó la vista para proponerle algo a los presentes: mostró unos 12 naipes españoles, todos de oro, del as al rey y le puso a cada carta un valor de 5 pesos. A continuación explicó que por ese valor cada uno de los que estuvieran interesado en el cuadro podían adquirir una carta y que finalmente alguien del público elegiría un naipe para ver quién resultaba el ganador de la obra.
Sí, una simple rifa. Pero resultaba en forma magnífica.