Cambios adaptativos en la venta de arte callejera

Los tradicionales artistas que realizan cuadros con pintura en aerosol siguen diciendo presente en las calles más caminadas de las ciudades turísticas de nuestro país, pero el consumo de otros años hoy brilla por su ausencia. Aún así, los creadores encontraron una forma original de vender cuadros sin sacrificar precio.

Atras quedaron los tiempos en que los turistas se sorprendían ante la creatividad de los artistas callejeros que realizaban hermosas pinturas con aerosoles y les compraban de a dos obras para decorar alguna pared de su casa u oficina. Ya sea porque dejaron de ser un objeto interesante o porque el precio (ronda entre los 20 y los 50 pesos argentinos) supera lo que el público está dispuesto a pagar, igualmente los artistas me dieron una demosatración de cómo adaptarse a los tiempos de crisis de mercado.

Lejos de abatatarse, ahora la moda es aprovechar la presencia de curiosos que rodean al artista mientras realiza su obra y rifar el cuadro entre los interesados. Lo viví en persona y quedé sorprendido por la velocidad y el espíritu vendedor de aquel hombre con las manos multicolores que se detuvo un instante en su devenir artístico y alzó la vista para proponerle algo a los presentes: mostró unos 12 naipes españoles, todos de oro, del as al rey y le puso a cada carta un valor de 5 pesos. A continuación explicó que por ese valor cada uno de los que estuvieran interesado en el cuadro podían adquirir una carta y que finalmente alguien del público elegiría un naipe para ver quién resultaba el ganador de la obra.

Sí, una simple rifa. Pero resultaba en forma magnífica.

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